El fin del mundo en un avión—2º parte—.

 

David, abrió los ojos como platos, cuando a través del cristal del avión en el que volaba, pudo observar una maraña de estrellas enredadas todas entre si. La lluvia amarilla, hacía tiempo que había comenzado a alejarse en forma de tornado, y ahora en cambio, ya no existía cielo—había sido engullido por completo—; las estrellas se cruzaban entre ellas, quedando apelotonadas, y eran tantas, que se mezclaban, haciendo que al final aquello pareciera una masa gorda y blanda en medio de la nada—esto será a lo que se refieren con el fin del mundo—,fue lo que David pensó para sus propios adentros. Pero a diferencia de David, ninguno de aquellos peculiares pasajeros que volaban con él, se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo ahí fuera

Los singulares viajeros que viajaban con David alejándose de el fin del mundo, no eran los mismos que horas antes habían sido conducidos a aquel avión de forma imprevista.

Solo habían pasado unas horas, desde que David subió a aquel cacharro destartalado con su familia y las familias de su familia, pero ahora, todos le parecían seres extraños como si hubieran sido abducidos por algo, y él, hubiera sido el único superviviente de aquella barbarie.

Se incorporó un poco para poder tener más amplitud a la hora de observar a aquellos seres que hasta hacía poco había considerado de su estirpe; al fondo pudo ver sin problema a su madre; Sofia, que se encontraba sentada justo al lado de Fran, David levantó el brazo para saludarlos, su madre miró en la misma dirección en la que se encontraba su hijo, y este, observó aterrado como las cuencas de los ojos de ella estaban vacías, huecas, y además, su cabeza se balanceaba de un lado a otro, pero, lo que más pavor le dio a David, fue su risa, que además iba acompañada de unas palabras sin sentido. Fran, que estaba junto a ella, le quiso ofrecer algo para comer, pero, con tan mala suerte que cuando este, le fue a introducir la cuchara en la boca de su novia, lo que había encima del cubierto de plástico, cayó directamente al suelo como si de una pelota de goma se tratara. Fue Violeta, la hermana de David que se encontraba junto a él, quien cogió aquello casi directamente al vuelo.

Parece un ojo—dijo Violeta.

Es un ojo—respondió David.

David vio a Fran como braceaba pidiendo lo que Violeta acababa de recoger del suelo, pero esta agarró la bola viscosa y palpitante y se la metió dentro de la boca.

David, no dijo nada, lo que tenía que hacer era esperar—a algún sitio llegaremos—pensó—.Lo mejor será que me quede quieto y no hable con nadie—.

En medio del mutismo en el que se encontraba David escuchó entre susurros algo que no conseguía descifrar, de manera sutil se colocó entre los dos asientos de delante y pudo comprobar como su padre Edmundo y Olvido—la ex mujer de Fran—, fueron a esconderse en la cabina del comandante, dejando a Tobías—el marido de Olvido—, dormido y con una baba de color verdoso colgando por la papada.

David continuó mirando a su alrededor, y cada vez lo tenía más claro—aquellas personas no eran las mismas de hacía unas horas—; en el pasillo de aquel avión se encontraban: Marta, Enrick,Violeta, Lucas y Javier—los hijos de todos los que volaban junto a él en aquel avión—, ahí estaban, jugando con algo parecido a un volante—en efecto lo era—,se trataba de el mando del avión...—¿y el capitán?—.

El avión comenzó a dar vueltas, sin rumbo alguno, entonces David lo tuvo claro; el fin del mundo, llegaría de un momento a otro. Una corriente de aire arrastró a David hacia el otro asiento—la puerta de emergencia estaba abierta—, y ahí, en el umbral entre el cielo y la tierra y a punto de saltar se encontraban cogidas de la mano: Sara; la madre de Enrick y a la vez la ex mujer de Fran, a su derecha la reportera de la televisión que a la vez hacía de azafata, y a su izquierda Mamen; la expareja de Luis, que ahora era el marido de Sara.

Tobías seguía dormido, y la baba verde y pringosa que salía de su boca se había instalado en su papada sin ningún miramiento. Lo que David no sabía era donde estaba Luis...

El avión comenzó a descender de forma rápida. David se asomó a la puerta de emergencia y saltó.

Sofía se despertó de golpe. Fran dormía. Sofía se tocó los ojos.

¿Qué te pasa?— dijo él.

Una pesadilla—respondió.

El reloj marcaba las cinco de la mañana. Una notificación en el móvil de Sofía anunciaba un mensaje. Ella se quedó quieta. Cinco minutos después el mismo sonido pero esta vez en el móvil de Fran. Sofía no quería mirar su teléfono, y cuando estaba a punto de decirle a Fran que no mirase el suyo ya fue demasiado tarde.

Aquí dice algo de el fin del mundo...—dijo Fran.

...

¿Qué te pasa?—preguntó él

...

¿Y ese ruido que viene de la calle?, voy a salir a ver que es

...

—¡Ven¡ Sofía¡, no te vas a creer...un montón de camiones militares...¡Sofía¡¡¡¡

























Comentarios

  1. Muy bueno, Esme. Como todo lo que escribes. Que ganas tenía de encontrar este ratito para leerlo.

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