RELATO


LOS INFIELES

Salgo de la ducha con la toalla enroscada a la cintura, me pongo delante del espejo y me gusta lo que veo, completamente depilado, moreno gracias a los rayos uva, ni un gramo de grasa, puro músculo trabajado en el gimnasio, me acerco al pequeño espejo de gran aumento, veo unas pequeñas arrugas al lado de los ojos, también en la comisura de los labios, debo de empezar a poner remedio antes de que sea demasiado tarde.
Me miro de perfil, mi vientre plano es la envidia de todos a los que conozco y a los que no también, hoy es sábado, y me daré un homenaje como Dios manda, hemos quedado a cenar con nuestros amigos, ¿con quiénes? con Lorenzo y Rebeca, por cierto, mi nombre es Alfredo, y mi mujer se llama Claudia.
Lorenzo y Rebeca son nuestros mejores amigos, tan amigos, que además de acostarme con Claudia mi mujer, lo hago también con Rebeca la mujer de Lorenzo, por supuesto que ni mi mujer ni mi amigo saben nada, no se que ocurriría, si llegaran a enterarse, a mi mujer la quiero, la adoro, es fantástica, pero me gustan las mujeres, más que eso, me fascinan, y lo mejor de todo, me gusta gustar, a lo mejor es un poco arriesgada esta situación, ¿pero que iba a hacer?, un día Rebeca vino a probar una de mis clases a mi gimnasio, ella en agradecimiento me invitó a tomar una copa, y se me insinuó claramente.
Hemos quedado a las nueve, son las seis y media, debo de darme prisa.

Estoy en la cocina tomándome un martini, y fumando un cigarro, no se cuanto tiempo lleva Alfredo dentro del aseo, pero como siga así, pienso servirme otra copa.
Esta noche hemos quedado con Lorenzo y Rebeca, son unos amigos fantásticos, juntos lo pasamos estupéndamente, además hoy he tenído un mal día, me ha tocado trabajar, soy policía, y un sábado por la mañana lo más que tengo que aguantar son a los borrachos de los viernes.
No me he presentado, soy Claudia, la mujer de Alfredo, tengo ganas de fiesta, cojo otro cigarro y prendo la llama,  me levanto del taburete y me pongo de perfil,  me miro en el espejo de la entrada, creo que hoy me pondré mi vestido negro, me hace un culo de negra, que es imposible no mirarlo, a Alfredo le encanta, pero sobre todo a la que le fascina mi trasero es a Rebeca, ¿que si me acuesto con ella? la respuesta es si, no soy lesbiana, pero Rebeca tiene algo difícil de explicar, un día la salvé de una multa bastante elevada, ella en agradecimiento me invitó a cenar, una cosa llevo a la otra y me besó, bueno, no se si fue ella o fui yo, solo se que desde ese momento tenemos una relación clandestina, no se que pasaría si Alfredo y Lorenzo se enteraran, a lo mejor querrían unirse a nosotras,  mejor no lo pienso, voy a servirme otro martini, y  sintonizar el hilo musical.

La casa está impoluta, la mesa la cubre un mantel de hilo de seda color marfil, un candelabro a cada extremo la presiden, música suave de fondo, y un embriagador aroma a almizcle envuelve el ambiente.
Fumo un cigarro apoyada en la  esquina de la bañera, en la otra mano sujeto un martini, el olor del tabaco, mezclado con el del incienso, me llena de felicidad y lujuria.
No me he presentado, mi nombre es Rebeca, me encanta el lujo, soy la dueña de una galería de arte,  Lorenzo es mi marido, esta noche vienen a cenar a casa Claudia y Alfredo, tengo ganas de verlos, los amo, son maravillosos, y lo mejor de todo....me acuesto con los dos, en realidad con los tres.
Ninguno de ellos tiene idea de nada, quiero a mi marido más que a nada, pero Claudia posee un magnetismo que ni siquiera es sabedora de ello, y Alfredo tiene un cuerpo que es un imán para mi, a lo mejor es la edad que me ha revolucionado las hormonas, sobrepaso los cincuenta, aunque nadie me da la edad que tengo, soy la mayor del grupo, y la más atrevida también.
Si Lorenzo llegara a enterarse, me dejaría sin dudarlo, es celoso, y no entiende de infidelidades, me parece divertida esta etapa de mi vida, además lo tengo todo controlado, doy la última calada al cigarro, y me sumerjo en el baño de espuma.

Necesito coger aire, apoyo mi mano derecha en una farola que me encuentro camino a mi domicilio, he salido a correr, el aire viciado que envuelve las cuatro paredes de mi vivienda me ahoga.
Miro el reloj, debo de ir a casa y ducharme, esta noche vienen unos amigos a cenar, ellos son Alfredo y Claudia, no me he presentado, mi nombre es Lorenzo, y Rebeca es mi mujer.
He tenido que salir a correr, porque siento unas ganas de matarlos solo de pensar en verles la cara, ¿Qué porque voy a cenar con ellos cuando tengo ganas de asesinarlos?
Rebeca, mi mujer, se acuesta con Alfredo y Claudia, ¿Qué como lo se?, la pillé en días diferentes entrando en un hotel, primero con él, luego con ella, desde ese momento empecé a fijarme en los pequeños detalles, que hacen que tu mujer esté teniendo una aventura por partida doble, roces de manos intencionados aunque bien disimulados, primero con ella, luego con él, y por último conmigo, que le vamos a hacer, ella es así. Antes de acudir a casa, debo de hacer algo importante.

EPÍLOGO
-Tienes unas manos maravillosas Lucía, me has dejado como nuevo, vamos a la cama, desnúdate para mí.
-Solo si el polvo, va a ser mejor que el del otro día en el baño de casa de mis padres.
-¿Tienes alguna queja?
-Ja, ja, en absoluto.
-El próximo domingo tenemos que repetirlo Lucía.
-Eres un morboso, cuñado, menos mal que Rebeca es un tanto despistada.
-Vamos al tema, que Carlos llegará en un rato, por cierto me tiene un poco intrigada, el otro día, encontré un pendiente en su coche, y no es  mío, ¡míralo¡.
-Será zorra, este pendiente es de Rebeca, se los regalé yo.
-¿No creerás que mi marido y mi hermana tienen un lío?
-Yo ya no pienso nada, venga, vamos a follar que es a lo que hemos quedado, no?




Comentarios

  1. Que bien planificado lo tienen, para fiarse de amigos

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  2. Madre mía. Eso sí que es estar juntos y revueltos.;)

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  3. Madre mía que lio llevan!! Con amigos así... Eso si.. Se lo pasan teta!!

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