El final de la historia
Lo que está escrito es lo que importa. Lo demás no existe. Durante todo el tiempo que estuve encerrada, las imágenes de mi vida iban y venían como si de una ráfaga de diapositivas se tratara. A veces me veía a mi misma en ellas. Otras en cambio no me reconocía y todo ello iba encadenado a una continua repetición de noticias; fotocopias unas de las otras, tanto, que había momentos donde la realidad se mezclaba con los sueños y estos se enredaban con una ficción inventada en mi cabeza, donde todo lo ocurrido solo estaba en mi mente; mi pasado mi presente y mi futuro. Aunque esto era cosa mía, porque cuando aquel cinco de julio del dos mil veinticuatro, a las ocho de la mañana se sintonizó puntualmente el televisor, lo vi escrito en un cartel informativo que figuraba detrás del presidente; el Estado de Sitio se levanta a partir de hoy a las doce del mediodía . Ese día era viernes, y a pesar de que durante el último Estado todos los televisores del país se programaban ellos solos...