relato


LA PENÚLTIMA COPA



Le he sido infiel a mi mujer. No fue premeditado. Ocurrió sin más. Me sentía maltratado, aunque no siempre. Claro. Mi sensación con respecto a ella es como si tuviera que saber lo que ocurre por su cabeza en todo momento y adivino no soy. Hubiera hecho cualquier cosa por mi mujer, de eso estoy seguro. Pero la vida es así, (amigo. Qué te voy a contar que no tú no sepas).

Ocurrió de la manera más tonta; me fui después del trabajo a tomarme una copa. No tenía ganas de aguantar sus tonterías que últimamente eran varias. Me metí en un bar. Justo en el que hace esquina al lado del polígono. Pedí un wisqui doble con un hielo y la camarera me lo sirvió poniéndome en bandeja sus pechos semi desnudos. El primer trago me supo a rayos. El tercer wisqui fue acompañado por una leve caricia en el hombro, preguntándome si necesitaba compañía. Vestía con lo mínimo. Su piel tostada por el sol aparentaba más edad de la que seguramente tenía. Me preguntó con gesto cariñoso si no pensaba invitarla a una copa. Media hora más tarde, me encontraba en una habitación junto a una mujer desnuda, que no era la mía.
Todo esto te lo cuento a ti por que eres mi amigo. Necesito desahogarme. Si Lola se enterara, me abandonaría. Estoy seguro de ello.

Mi mujer me ha dejado. A los tres días de contarle la hazaña a mi amigo, mi mujer me pidió el divorcio. Me llamó, patán, mentiroso y putero. Agaché la cabeza, cogí mis cosas y me fui a pasar la noche a un hotel. Pedí que me sirvieran una mariscada a la habitación junto a una botella de champán. No quise reparar en gastos. Mientras comía y bebía un flashback de aquella noche vino a mi cabeza:

"-¿Quieres que subamos a mi habitación y nos tomamos la copa en la cama?- No vi problema en hacer lo que me estaba proponiendo. Una vez ahí, la chica se encendió un cigarro y le dio un trago a su bebida. Me dijo que ella se ducharía primero. Qué era una norma que tenía antes de follar con nadie y que luego lo haría yo. Ni siquiera contesté. Mientras oía el agua del grifo correr, los efectos del alcohol empezaron a hacer mella en mi."

Pensé en la combinación que tenía delante; un buen marisco junto a una copa fría de champán. Uno de los mejores placeres que existen. Eso y quedar con un amigo sabiendo que la conversación que iba a tener con él, sería trasladada a su esposa que a la vez es íntima amiga de la mía.
A mi amigo no le conté qué mientras la chica se duchaba yo me quedé dormido. ¿O se lo dije? Intento recordar. Ahora que pienso; mientras la chica de la piel tostada por el sol se enjabonaba la piel, oí como me llamaba canturreando mi nombre.

Otro flashback me vino de nuevo; este diferente al anterior; estamos los dos en la ducha. Ella cubierta de jabón y yo mirándola con ganas de empotrarla contra la pared.

Llamo a la camarera. Esta vez le pido un wisqui doble.
Me digo a mí mismo que en cuanto me acabe la copa me iré a casa. Después de cuatro wisquis ya es hora. Miro el móvil. Ocho llamadas perdidas de mi mujer. Apago el teléfono y doy un trago. La camarera me recuerda a la chica de la piel tostada por el sol. A lo mejor cuando acabe la copa me pido la penúltima. Me ha parecido que me guiñaba un ojo, o a lo mejor solo le picaba. Apuro la copa y pido la penúltima.




Comentarios

Entradas populares de este blog

RELATO

Amantes.

El último habitante