RELATO
APROPIACIÓN INDEBIDA
Con
una precisión exquisita, cogió la aguja, e impregnada en tinta, empezó a
puntear mecánicamente el borde de su cara.
Cuando
terminó, la observó detenidamente, esa sería la primera y la última vez, que
vería ese rostro.
Nunca
había visto una cara más bella, de forma angulosa, labios finos pero
perfectamente delineados, nariz recta con perfil romano, cejas castañas
bordeando unos ojos con forma de almendra, y una piel blanca y tersa como la de
una gheisa.
Se
preguntó, que habría hecho aquella mujer para tener que cambiar de rostro,
nunca le daban información de sus pacientes, a veces podía deducir si se
trataba de un asesino en serie, un violador, e incluso un psicópata, pero en este caso no podía
vislumbrar nada de todo aquello.
Ese
sería su último encargo, llevaba tiempo queriendo salir de ahí, pero su pasado
oscuro no la dejaba, y los chantajes que recibía eran constantes hasta límites
insospechados.
Todo iba a acabar dentro de poco, una nueva documentación la esperaba
junto a su bolsa de viaje, para volar al otro lado del mundo, en cuanto acabara
con aquella mujer que se encontraba tendida en aquella camilla, a la espera de
una nueva identidad.
Aparentaba
bastante menos edad, de la que tenía realmente, eso era lo único que sabía de
la mujer que se encontraba tendida con una sábana blanca hasta el cuello,
treinta y cuatro años, exactamente los mismos años que ella.
Empezó
a seguir la línea punteada, con un instrumento acorde para la operación, cuando
ya llevaba recortada la mitad de la cara, una gota de sudor le perló la frente,
haciendo que cayera en el rostro de la paciente, miró fijamente la gota, y vio como resbalaba hasta desembocar en sus labios, entonces hizo algo que no había
hecho en todos los años que llevaba dedicándose a ese trabajo, se incorporó y
la besó.
Continuó
siguiendo la línea dibujada sin perder el pulso ni por un momento, cuando
acabó, respiró hondo, y con ambas manos cogió delicadamente la fina piel y la
apartó.
Ante
si misma, vio la desnudez escabrosa de su cara, y se preguntó que imagen tendría dentro
unas horas.
De
la cámara frigorífica, sacó un paquete envuelto, en un papel delicado semitransparente, era la fina piel envuelta sobre si misma, con un tacto similar a
la masa de una pizza.
A
la vez que iba desenrollando la piel puesta encima de la cara, iba cosiendo,
era un trabajo tan meticuloso que le costaba respirar, subió la intensidad de la luz, y sin apartar la vista de ella empezó a zurcir.
Sin
mirarla todavía, con su mismo puño, se secó las gotas de sudor que bajaban por
su cuello, apartó aquella lámpara, y respiró profundo, entonces la miró, miró
el nuevo rostro de aquella mujer que tenía delante suya, y se quedó
espantada, fue como mirarse en el espejo de los horrores, le había cosido a
aquella mujer el mismo rostro que el suyo, entonces aquellos ojos almendrados
que ya no lo eran, se abrieron de golpe, la paciente se incorporó, y miró a la
mujer que le había proporcionado una cara como la suya, se agachó, y de debajo
de la camilla, sacó una barra de hierro que se la asestó en la cabeza
produciéndole una muerte fulminante.
Movió
la cabeza hacia el techo, ahí vio la pequeña cámara de vídeo, la mujer levantó
el pulgar, la cámara cambió de dirección hacia su derecha señalando algo, ella se dirigió hacia la dirección indicada, entonces vio la
documentación falsa junto a una pequeña bolsa de viaje, se colgó el bulto al
hombro, y metió la documentación en el bolsillo trasero de su pantalón.
Antes
de abrir la puerta para salir de ahí, se miró en un pequeño espejo que se
encontraba en la entrada, torció el gesto al verse, aun no acababa de acostumbrarse a verse diferente cada cierto tiempo, una gorra colgaba en el
perchero que se encontraba en la entrada, la cogió, la colocó sobre su cabeza, y salió a paso ligero por
la puerta.
Madre mía, que susto. Tu cara puesta en otro.
ResponderEliminarQue horror ...pero que mujer más mala....ja ja.
ResponderEliminarMadre que miedo!!!! Pero intrigante...
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