Relato
TURNO
DE NOCHE
Intentaba
matar el tiempo de cualquier manera posible, metió la mano dentro de
uno de sus bolsillos de su pantalón, y se topó con tres canicas.
Esa
misma tarde, había estado jugando con su sobrino, en casa de su
hermana.
-Te
las regalo, le había dicho.
-Son
las canicas de la suerte.
Le
contestó con un gracias bastante desganado, que su hermana escuchó
reprendiéndolo con la mirada.
Las
horas se le hacían eternas en aquel pequeño cubículo, llevaba sólo
dos meses en aquel trabajo, pero su sensación era de llevar mucho
más tiempo.
Era
vigilante de seguridad, del depósito de cadáveres, que estaban
pendientes de ser reconocidos por algún familiar, después de haber
sufrido un accidente, o de hacerles una autopsia.
Sus
amigos se reían de él, le gastaban bromas, y le preguntaban que qué
tal las cañas con con sus compañeros de trabajo, e incluso si había
alguna compañera que estuviese buena.
A
él le daba lo mismo lo que pensaran, estaba de acuerdo con que el
trabajo era aburrido, pero pagaban bien, y no tenía que discutir con
nadie, sólo tenía que vigilar, pero, ¿vigilar el qué?, fue lo
primero que le dijo al entrevistador dos meses antes, a lo que
aquella persona respondió mirándolo a los ojos:
-A
los muertos, tienes que vigilarlos bien, nunca subestimes a un
muerto.
Aquello
le hizo gracia, y nunca más volvió a ver a la persona que lo
contrató.
Faltaban
más de cuatro horas para finalizar su jornada, los párpados
empezaban a pesarle, dio la última calada a su cigarro, cuando el
ruido de una puerta hizo que se levantara de la silla.
Giró
la cabeza, el causante del portazo, parecía una ventana situada al
final del pasillo, aunque no notó en ningún momento ninguna
corriente de aire.
Se
levantó desganado, y fue caminando por el angosto pasaje, hasta
llegar a donde estaba la ventana, se asomó por ella, la noche estaba
tranquila, y en el cielo se posaba una luna llena redonda, que le
resultó gigante e inmensa, entonces escuchó algo, ese sonido
le resultó extrañamente familiar, se giró y afinó el oído, era
un tintineo de algo, sonaba muy claro, pero no lograba descifrar que
podía ser, hasta que vio rodar hacia él la primera canica al
principio del pasillo, él no se movió, la miró, y sintió un
estremecimiento, de repente, una segunda canica, entonces los ojos se
le abrieron como platos, y quedó expectante a esperar a la tercera
canica, agudizó más el oído, y escucho el golpeteo de lo que
supuestamente era la tercera canica contra la mesa, al instante la vio
aparecer con más fuerza que las anteriores, e iba directamente a él.
Que miedo....
ResponderEliminarMe cambio de trabajo
ResponderEliminarQue bueno. Espero que este también tenga segunda o hasta tercera parte.
ResponderEliminarPero que es esto!!! Qué pasó?...ya la segunda parte ...ji ji.
ResponderEliminarQué miedo .,..
ResponderEliminarK yuyu
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