Relato
Este relato va
dedicado a dos personas,
Una es mi hermana por
su cuarenta cumpleaños, la otra persona ya sabe quién es.
Los personajes que
aparecen en esta historia, existen en la realidad, al igual que el restaurante
donde transcurre parte de la historia, que casualmente las dos personas a las
que va dedicado este relato, estuvieron comiendo en días diferentes en menos de
un mes en este restaurante.
El resto de la
historia, no diré si es ficticio o no.
COMIDA DE DOMINGO
El
camarero las acompañó a una mesa situada junto a la ventana, una de ellas, hizo
un agradable comentario con respecto a la decoración floral que habitaba en la
mesa, el plof que hizo el sacacorchos, al abrir la botella de vino, hizo reír a
una de ellas, la otra la miró sorprendida, y mientras cogía la copa, el
camarero le iba sirviendo aquel líquido rojizo y burbujeante, ambas brindaron
por aquel domingo y por ellas mismas.
La
vio distinta, su apariencia era diferente, la notó tanto por dentro como por
fuera, quizá fuera el pelo, que lo llevaba suelto, junto a alguna onda
despistada, ese día iba bastante maquillada, más de lo habitual, lo que cual se
alegró, porque la vio misteriosa, y eso le divirtió, parecía una gheisa le
dijo, con ese vestido floral, cogió la copa, y sin parpadear mientras la
miraba, se la terminó, la otra la imitó, y mientras reían, el camarero como por
arte de magia, apareció en la mesa y les sirvió de nuevo.
Estaba
enamorada, eso no se lo dijo, pero ella lo sabía, lo vio en sus ojos, en el
brillo que desprendían, en la manera de gesticular, y porque hacía muchos años
que la conocía, y pocas veces la había visto de aquella manera.
(En
la otra punta de la cuidad)
Recibió
una foto por whatsapp, estaba con una amiga, a la amiga no la conocía, y
tampoco salía en la foto, realmente en la imagen, solo aparecía una botella de
vino, junto a dos copas llenas hasta casi el borde, a continuación, recibió
otra notificación, este era también de ella, de una cara con ojos en forma de
corazones, miró la pantalla del móvil, y no supo que contestar, optó por no
hacerlo, en esos momentos solo quería hacer una cosa.
Encendió
su portatil, se puso cómodo, y se metió en solicitudes pendientes de "amistad".
Sólo
tenía dos, pero se dio por satisfecho, abrió el primer perfil, no solía ser muy
exigente en ese tipo de contactos, lo de ella era otra cosa, empezaba a sentir
algo, pero tenía miedo a liarse la manta a la cabeza.
A
pesar que en este tipo de "citas," siempre se solían poner las fotos
más sexys e incluso morbosas, en cuanto vio la primera foto, su estómago le dio
un vuelco y cerró rápidamente la tapa del ordenador.
Tuvo
cierto temor al abrir el segundo contacto, aún
tenía cierto sabor a la arcada que le vino del estómago, al ver la anterior
fotografía, pero a diferencia de la otra, esta le produjo un leve abultamiento
debajo del pantalón.
Recibió
otro whatsapp, esta foto era de una alcachofa rellena, miró el móvil unos
segundos sin saber qué hacer, y optó por silenciarlo.
Cogió
un cigarro, abrió una lata de cerveza, y vio que la chica del segundo perfil
estaba en línea.
-Hola,
¿cómo te llamas?
-Afrodita
¿y tú?
-¿Afrodita?
¿En serio?
-Ya
ves.
-Yo
soy Javi
-¿Sólo
Javi?
-...............
-Estás
buenísima en tu foto de perfil.
-En
directo estoy mejor, tú tampoco estás nada mal.
-En
directo mejoro bastante.
-¿Empezamos?
No
hizo falta responder, ella se dio la vuelta a la web can y empezó a
desabrocharse el sujetador.
(En
el restaurante)
No
quiso dar importancia al no tener respuesta a sus mensajes, ellos estaban
juntos, pero tampoco estaban definidos como pareja seria ¿o sí? no estaba
segura, tenía dudas, a veces se levantaba queriéndose comer el mundo, otras
veces se sentía afligida, y no sabía qué pensaría él de ella, si la conociera
realmente, si la querría tal y como es,
y no con esa función que interpretaba cada vez que estaban juntos.
Miró
a su amiga y decidió relajarse, disfrutar de la comida y del buen vino.
Al
poco rato, la luz de la pantalla de su móvil se iluminó, a la vez que se le iluminaron
sus ojos.
Recibió
un mensaje de él, diciéndole que al caer la tarde pasaría por su casa.
No
supo de su amiga en una semana, era raro en ella, no contestaba a sus mensajes,
y justo cuando iba a pasarse por su casa, recibió su llamada, estaba exultante,
eufórica, eran novios formales le dijo, estaba tan feliz, que iba a hacer una
fiesta al día siguiente, lo quería proclamar a los cuatro vientos.
Sintió
un alivio al ver que su amiga estaba bien, tenía curiosidad de conocer a ese
novio tan maravilloso, estaba contenta por ella, se lo merecía todo, y ahí
estaría en su fiesta para celebrarlo, pero antes quería navegar, quería ver si
había algún nuevo perfil que pudiera interesarle.
Esa
cara le resultó familiar, pinchó y agrandó la imagen, era él, el mismo corte de
pelo, la misma fila de dientes perfectamente alineados, quiso probar por si era
un perfil antiguo antes de sacar sus propias conclusiones.
Estaba
en línea, y quiso ir más allá, no se conocían personalmente, ella lo había visto en un par de fotos que le enseñó
su amiga, lo que ella no estaba segura, era si él, la conocía también por foto,
quiso saber de todas maneras.
En
una hora estaba lista, habían quedado en la puerta de un hotel, no sabía
exactamente como llevaría su plan, pero cogió la llave de su moto y arrancó con
furia el motor.
Cuando
llegó, él ya estaba, era más bajito de lo que su amiga le dijo, los dientes no
eran tan blancos como en las fotos, y tan poco era tan atlético, realmente no
supo ver que había visto su amiga en ese hombre, y más cuando seguía quedando
con más mujeres, aunque claro, ella eso no lo sabía ¿o sí?
Se
saludaron rápidamente, lo notaba nervioso, se notaba que tenía prisa por subir
a la habitación, bien porque ella le atrajo inmediatamente, o porque tenía
temor de que alguien conocido lo viera.
Ella
le pidió que se duchara, él le dijo que lo hicieran juntos, ella dijo que no,
que a lo mejor después, que era un requisito de ella al mantener relaciones
sexuales con desconocidos.
Mientras
se duchaba, empezó a prepararlo todo, sacó de su mochila unas esposas compradas
en una tienda especializada en juguetes eróticos, también unas vendas y para
hacerlo más fácil se desabrochó los botones de la camisa.
Salió
con la toalla enroscada a la cintura, y el abultamiento que llevaba, le provocó
a ella una arcada, que disimuló agarrándolo de la mano y tumbándolo encima de
la cama.
Él
se quitó la toalla, lo tenía para ella a su completa disposición, le enseñó las
esposas y él le guiñó un ojo, pensó que qué fácil le iba a resultar engañar a
aquel primate.
Echó
por última vez un ojo, antes de cerrar la puerta de la habitación de aquel
hotel, y le hizo una foto completamente desnudo, con los ojos vendados, las
muñecas atadas con las esposas al cabecero de la cama, y con todo el miembro
erecto.
Realmente aún no sabía que iba a hacer con esa
fotografía, pero lo que no iba es a perderse su cara en la fiesta de su amiga,
cuando fueran presentados al día siguiente.
Eso no es ficticio hay mucho cara dura suelto
ResponderEliminarNo todas las personas son lo que parecen. Deseando leer el próximo relato
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