Una mala madre

Relato La mujer salió de su casa aprovechando la noche cerrada. Para no hacer ruido dejó la puerta de la entrada entreabierta y colocó una piedra en el quicio y evitar así que se porteara. Ella no debía de enterarse. La luna estaba cubierta por un puñado de nubes y tan solo una estrella despuntaba. Corría prácticamente sin aliento; con un hatillo en una mano y una canastilla vieja abrigando a un bebé en la otra. Sus ojos estaban desencajados a causa del esfuerzo, su tez pálida habitual ahora se tornaba roja, y unas venas se le comenzaban a marcar alrededor de sus ojos verdes. Se paró en seco y eso acabó formando una nube de polvo a sus pies. Acababa de llegar a las vías del tren. La estación quedaba a un lado y ya faltaba poco para que el cercanías llegara; exactamente haría su parada en siete minutos y pasado ese tiempo, el tren volvería a retomar su rumbo. Sin sacar al niño del canasto, ató el bulto a las vías con una cuerda que sacó del hatillo. El bebé dormía. La estación es...